viernes, 1 de junio de 2012

La isla donde se pierde la inocencia

En alguna ocasión todos hemos fantaseado con perdernos en una isla desierta. Es cierto que pensamos en esa posibilidad como una situación idílica. Nos imaginamos disfrutando durante un tiempo una vida sin presiones laborales, estrés, prima de riesgo, rescate a Bankia… y con mucho tiempo libre para hacer lo que a uno le plazca. Pero no todo es lo que parece, no todo es tan perfecto.

A partir de esta premisa el escritor William Golding elaboró en 1954, con la II Guerra Mundial todavía en mente, uno de los grandes clásicos de la literatura británica que ha dado que mucho hablar, El señor de las moscas.

Es una novela distópica, recuerda en esencia a Un mundo feliz de Aldous Huxley, que relata las aventuras de un grupo de niños, de entre 6 y 12 años, que se ven obligados a sobrevivir sin adultos en una isla desierta tras sufrir un accidente aéreo. Ralph, elegido jefe por la amplia mayoría, dedica todos sus esfuerzos en mantener encendida una hoguera con el objetivo de ser rescatados, pero esa obsesión le llevará a ser rechazado por el grupo de cazadores, liderado por Jack Merridew.

Golding reflexiona sobre la lucha entre la razón (Ralph) y los instintos primarios (Jack). Vemos cómo la maldad y el abuso de poder predominan sobre el sentido común y el raciocinio. La sociedad cede ante la maldad del ser humano.

A pesar de que al principio resulta un poco monótono y con un ritmo demasiado lento, el relato llega a enganchar por su crudeza a la hora de contar los enfrentamientos entre los dos grupos. Asistimos a la pérdida de la inocencia de unos niños. Sin lugar a dudas, lo mejor, el final.

Cuatro pinceladas

La frase: Piggy era un pelma; su gordura, su asma y sus ideas prácticas resultaban aburridísimas, pero siempre producía cierto placer tomarle el pelo, aunque se hiciese sin querer.

El momento: El grupo de enloquecidos niños, liderado por un exultante Ralph, escenifica la captura de su primer jabalí con el aterrado Robert representando al animal.

El personaje: Piggy, que sufre constantemente los insultos y burlas del resto de niños por su aspecto físico, es el único capaz de pensar de forma coherente y racional.

La anécdota: La trama del capítulo de Los Simpson Das Bus está basada en la novela, así como la canción Lord of the flies, del grupo de heavy metal Iron Maiden.

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