Si os digo Chuck Palahniuk,
posiblemente muchos de vosotros no sepáis a quién me estoy refiriendo, pero la
cosa cambia cuando nombro El club de la
lucha. El escritor y periodista estadounidense se dio a conocer por esta
maravillosa e impactante obra que escribió en 1996.
Por último, aconsejo fervientemente la lectura de esta novela a pesar de
que hayáis visto la película porque, aunque la adaptación es fiel, el libro es
mucho más completo y tiene una sorpresa final.
Además de ser un excelente film,
dirigido por el gran David Fincher y protagonizada por Edward Norton y Brad
Pitt, es una novela cuanto menos peculiar. En esta ocasión se vuelve a cumplir
el axioma: es mejor el libro que la película.
La historia comienza de manera
explosiva (tanto por la trama como por la cadencia narrativa). En sus primeras
páginas, Palahniuk relata la manera de fabricar napalm y nitroglicerina con el
objetivo de volar un edificio de ciento noventa y un pisos. Así de directo, sin
presentaciones que valgan. Con un ritmo dinámico y fluido, el lector devorará
la novela sin apenas darse cuenta.
El protagonista de El club de la lucha tiene una vida, en
apariencia, perfecta. Lo tiene prácticamente todo. Un buen trabajo, una buena
casa llena de muebles de origen sueco, dinero… Pero le falta algo, y ese algo
se traduce en un insomnio crónico que le destroza. Tras probar diferentes
tratamientos médicos decide combatir este trastorno acudiendo a sesiones de grupos
de apoyo de enfermos terminales. Allí es donde conoce a Marla Singer, una mujer
cuya presencia le desconcierta.
Su vida cambiará cuando tras
explotar su apartamento conoce en una playa nudista a Tyler Durden. A partir de
ahí comienza una fuerte amistad que les llevará a crear un novedoso club, el
club de la lucha, cuya primera regla es que no se habla del club de la lucha.
Palahnuik utiliza una narrativa
muy visual, llena de flashes. Juega con un lenguaje directo. En ocasiones los
párrafos no tienen un nexo de unión, lo que obliga al lector a estar atento.
Además, el narrador le hace partícipe a éste dirigiéndose directamente a él:
“Tanto se ha hundido el fruto viejo y magullado de mi rostro que pensarías que
estoy muerto”.
A través de la novela, el
escritor critica la sociedad actual, la sociedad de consumo que ha perdido sus
valores. Aboga por la autodestrucción y el empleo de la violencia como forma de
redención y escape. Algunos críticos han tachado a la obra de antisistema.
Cuatro pinceladas
La frase: El corazón de Marla tenía el mismo aspecto que mi cara.
La inmundicia y la escoria del mundo. Escoria posconsumista que nadie se
preocuparía jamás de reciclar.
El momento: El protagonista encañona al joven Raymond K. Hessel
para robarle el carnet de conducir a la salida del trabajo y le perdona la vida
a cambio de que haga algo con su insignificante existencia.
El personaje: Marla Singer, la única persona que no pertenece al
Proyecto Estragos que tiene acceso a la casa de Paper Street.
La anécdota: El club de la lucha está basado en una serie de peleas
en las que el escritor participó en los años anteriores a la publicación de la
novela.
Muy bueno!!felicidades!!
ResponderEliminarTe recomiendo "Rant, la vida de un asesino". Seguro que te inspira para escribir otra reseña igual de bien que esta.
ResponderEliminarMuchas gracias chicas, una por las felicitaciones y otra por la recomendación. Ele, lo tendré en cuenta para el futuro. Un beso.
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