viernes, 8 de junio de 2012

Vecinos conocidos y desconocidos

¡Quién iba decirle a José Saramago que varios años después de su muerte, miles de personas iban a disfrutar de la lectura de Claraboya!

Al igual que muchos escritores, el portugués Saramago tuvo que sufrir el rechazo de varias editoriales a la hora de intentar publicar sus primeras obras.

Claraboya es un ejemplo del esfuerzo e ilusión que un joven escritor deposita en su primer trabajo. También Claraboya contiene el germen que impregnará sus posteriores obras como Ensayo de la ceguera, Ensayo de lucidez o Caín, por citar algunas.

Claraboya es una historia sencilla con personajes tan bien definidos por el autor, que parece que conocemos de toda la vida. Es una novela de gran frescura que penetra en nuestra sensibilidad y nos hace sentir más de cerca sus vivencias.

Contextualizar esta obra es imprescindible para poder entender el sentir de los personajes. Lisboa, años 50, plena dictadura Salazar.

El miedo, las necesidades y la nostalgia por un mundo mejor son los sentimientos más palpables en el día a día de los personajes de esta comunidad de vecinos.

Saramago explica de forma sencilla y cercana que los valores de la época pueden llegar a romperse, por ejemplo la familia ya no debería ser sinónimo de hogar o unión o que el amor podía darse entre personas del mismo. Engaño, falta de ética y malos tratos son otros de los temas que se abordan en esta novela.

Cuatro pinceladas

La frase: La vida sin amor no es nada, es un estercolero, es una ciénaga.

El personaje: Lidia, que es conocida como la mantenida del edificio. Tiene 32 años, es atractiva, seductora, sensual. Paulino Morais, su amante, un hombre mayor que ella y quien carga con todos los gastos de la casa, la visita tres veces por semana.

El momento: La noche de pasión de Caetano y Justina deja entrever las posturas tan diferentes de entender el amor en pareja de aquella época en donde la mujer nada tenía que decir, sólo obedecer órdenes del marido. En esta situación Justina se plantea elegir entre el placer o el dominio.

La anécdota: En 1989, la editorial a la que presentó esta obra cambió de sede y entre las cajas de la mudanza apareció la novela. En ese momento propusieron a Saramago publicar el libro, pero él declinó la oferta. Consideró que el momento de ese libro ya había pasado. El silencio de la editorial durante tantos años tuvo como principal consecuencia que no escribiera su siguiente título hasta casi veinte años después.

Elisabet Jiménez

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