viernes, 13 de abril de 2012

No eran más que niños

La última novela de Lorenzo Silva, Niños feroces, es algo más que un buen relato, es un paseo por la historia de Europa y de España, en particular. Habla de la II Guerra Mundial, pero sobre todo, de la lucha del hombre por sus ideales.

Niños feroces narra de forma clara y ágil el viaje iniciático de Lázaro, un joven aspirante a escritor. El protagonista pretende escribir una novela, pero no es capaz de encontrar una buena historia que contar. Su profesor Lázaro (no es una errata, también se llama así) le regala la de Jorge García Vallejo, un adolescente madrileño que en 1941 participa en la primera expedición de la División Azul.

El joven Lázaro irá descubriendo poco a poco al idealista Jorge, que vivió en primera persona la cruenta batalla de Krasny Bor, donde cerca de 4.000 voluntarios españoles fallecieron luchando junto al ejército nazi. Éste solo era el principio del fin de una vida sin juventud defendiendo los ideales alemanes.

A lo largo del relato asistimos de manera magistral a una valiosa lección de la División Azul. Lorenzo Silva consigue a través de una minuciosa documentación transformar un ensayo en una novela que atrapa desde la primera página.

Es un libro muy recomendable para aquellos que tengan alma de escritor. A lo largo de sus páginas asistimos a las dificultades y dudas que surgen durante la creación de una obra literaria. Nos enseña la evolución que sufre una novela, desde la idea original hasta su redacción final.

Cuatro pinceladas

La frase: Volvería para contarlo, al contrario que otros muchos.

El personaje: El capitán Aramburu porque sin él nuestro protagonista Jorge no viviría para contar la historia de su vida.

El momento: La primera vez que Jorge García Vallejo dispara con un fusil. En ese preciso instante se siente feliz sabiendo que ha encontrado su lugar en el mundo.

La anécdota: La idea de escribir esta historia surgió de un obituario publicado en la prensa.

P.D.: Es un libro para saborear palabra por palabra, pararnos a pensar en los matices que trata de expresar el autor y, si se puede y se tienen ganas, buscar las referencias bibliográficas y cinematográficas que aparecen a lo largo de la narración para ampliar conocimientos sobre el tema en cuestión.

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