viernes, 23 de diciembre de 2011

La infancia de posguerra

La Guerra Civil española es un tema recurrido muy a menudo por la literatura, y no por eso, deja de sorprendernos. Pan negro es una de las novelas que mejor nos acerca esa triste realidad. Desde la primera palabra, el escritor Emili Teixidor nos transporta de forma magistral a la España de posguerra.

Andrés es un muchacho que vive en la Cataluña rural junto a su familia paterna. Hijo de un republicano encarcelado por sus ideales, crece dentro del bando de los perdedores. A través de su mirada inocente e infantil observamos a los adultos, sus amores, disputas, secretos… Junto a su prima Nuria poco a poco entran en la duplicidad de los mayores, se van moviendo con facilidad por la falsedad de los pliegues de la vida.

A lo largo de la novela, Andrés y sus primos descubrirán a través de los silencios mucho más que con las palabras. Encontrarán consuelo en la imaginación, que se nos presentada como un ciruelo donde los chicos se refugian de las miserias.

Teixidor utiliza Pan negro de título como metáfora del hambre y la pobreza de una sociedad sin alma. El pan negro de los pobres, el de la cartilla de racionamiento, en contraposición con el pan blanco de los amos.

Cuatro pinceladas

La frase: Mi padre quería ocuparse de solucionar las injusticias de la vida de los demás y había provocado la injusticia en su casa.

El momento: Andrés atemorizado observando detrás de la puerta la fuerte discusión entre sus padres.

El personaje: Quirico chico, que sin pensarlo se va haciendo adulto.

La anécdota: En una entrevista, Teixidor afirmó que no es una obra autobiográfica, pero que sí que se basó en partes de su vida.

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